El suelo hidráulico forma parte de un procedimiento decorativo clásico que ha renacido como la mitológica Ave Fénix. Estas losas enriquecen los suelos de la casa, le ofrecen protagonismo al piso y aportan ese estilo retro y antiguo que tanto gusta a nuestros clientes. Descubre todas las ventajas y apuesta por un suelo hidráulico para la reforma de tu baño y cocina.
¿Qué es el suelo hidráulico?
El suelo hidráulico está compuesto por baldosas individuales fabricadas con cemento comprimido mediante prensas hidráulicas. Los mosaicos hidráulicos decorativos más antiguos, con cemento pigmentado, se realizaron en España a lo largo del siglo XIX y estos modelos fueron ampliamente usados hasta la década de los años 60. Ahora, el suelo hidráulico ha vuelto a ponerse de moda y numerosos cuartos de baño y/o cocinas cuentan con ellos para aportar un toque más retro y personal.
Como hemos comentado, la materia prima del suelo hidráulico es el cemento, que le confiere a la losa una gran resistencia, válida incluso para exteriores y calzadas. Los mosaicos compuestos de varias losas no solo se instalan en los suelos, también pueden utilizarse en las paredes de casa. Aunque los sitios favoritos donde suelen emplearse son en el cuarto de baño, la ducha y la cocina.
Los motivos geométricos, florales y andalusíes nos trasladan a otras épocas y pueden resultar elementos muy evocadores. Los cuartos de baño y cocinas decorados con suelo hidráulico resultan increíblemente vistosos y alegres.
Podemos encontrar un sinfín de posibilidades arquitectónicas, siempre en función de gustos:
- Aspecto elegante y sofisticado
- Aire retro y evocador
- Apariencia que no pasa desapercibida
- Alegre en cualquier tipo ambiente
- Combinable con accesorios de baño y cocina
Una tendencia que no pasa de moda
Las claves del éxito son la mezcla de estilo vintage, muy alegre y colorido, que contrasta con la sofisticación que aporta a determinados espacios. Y es que, el suelo hidráulico ha regresado con fuerza, convertido en una tendencia de moda en decoración de interiores gracias a sus dibujos geométricos y estampados que crean diseños increíbles.
Lo cierto es que el suelo hidráulico contribuye positivamente en el diseño de las estancias, donde el piso toma protagonismo y dinamismo. Además, logra captar la atención de los invitados.
Ventajas de usar suelo hidráulico
¿No te acabas de decidir? Si estás pensando en poner suelo hidráulico, te destacamos las mejores ventajas para que tomes la mejor decisión:
- Su superficie porosa es antideslizante
- Son suelos muy duraderos, para toda la vida
- Excelente aislante térmico
- Fáciles de instalar y de mantener
- Útiles también para exteriores
- Gran variedad de diseños
¿Dónde colocar suelo hidráulico?
Es cierto que las baldosas hidráulicas tienen una estética ideal para cuartos de baño y cocinas. Aunque, cada vez, son más las personas que se atreven a integrarlas en suelos de dormitorios, salones o cualquier otro lugar que requiera carácter y personalidad.
Una tendencia actual, que gusta mucho, es crear diferentes ambientes dentro de una misma casa. La mezcla de estilos, dentro del buen gusto, acepta el suelo hidráulico como elemento fundamental.
Por otra parte, las baldosas en exteriores son fáciles de combinar con plantas, la madera o materiales reciclados, tan de moda en el mundo del interiorismo. Asimismo, el suelo hidráulico se adapta bien dentro del concepto de casas pasivas.
¿Cómo se fabrica el suelo hidráulico?
La baldosa clásica hidráulica se fabricaba insertando una masa conglomerante en un molde segmentado. Aquí te contamos el proceso de fabricación:
- El artesano clásico preparaba un tipo de cemento (cemento blanco, polvo de mármol y arena) con agua y elegía qué colores quería integrar.
- La masa se vertía en la «trepa», o molde, con separadores generalmente de latón o bronce y encajados en un marco.
- Cada espacio dividido se coloreaba a gusto del fabricante. Si los diseños eran complejos, el proceso llevaba más tiempo y el costo de la loza aumentaba. La cara que se decoraba, la visible, no tenía más de 5 mm de grosor.
- Una vez definida la primera capa de colores, se añadía la segunda, el espesor era parecido al anterior. La mezcla de arena con cemento gris tenía la misión de absorber el exceso de agua de la primera capa.
- El proceso final consistía en seguir rellenando con la mezcla hasta obtener el grueso normal de la pieza. El espesor no solía superar los 25 mm y la porosidad en esta capa era notable.
- El molde realizado se situaba en una prensa y era sometida a presión. La pieza resultante, después del secado, se sumergía en agua durante un día completo.
- Por último, las baldosas mojadas se dejaban en una cámara húmeda durante 28 días, hasta completar el proceso químico de fraguado propio del cemento.
Realmente, el nombre que recibe la losa no hace referencia al tipo de prensa, llamada hidráulica, ya que las primeras máquinas que existían eran manuales.
En la actualidad, existen empresas que aún emplean los sistemas tradicionales de fabricación para el suelo hidráulico. Algunas de ellas destinadas para restauración de palacios y casas antiguas.
Actualmente, estas baldosas se fabrican de forma similar: el suelo hidráulico sigue siendo de cemento comprimido y el método de prensado, ahora sí, suele ser la prensa hidráulica.
En resumen, el suelo hidráulico es una forma rápida y cómoda de dotar a los espacios de una gran personalidad, apostando por un producto duradero y de calidad. ¿Tienes dudas? Para cualquier inquietud sobre interiorismo en baños, cocinas y reformas, contáctanos sin compromiso.